12 junio 2012

¿Qué le debes a Queneau?

Uno de los padres del ejercicio 



Una práctica escénica común en los espectáculos de impro, es el ejercicio de estilos, en el que una improvisación jugada sin un estilo en particular, se repite en diferentes estilos o categorías. 
Las versiones difieren por grupos y países; pues también hay quienes interrumpen la original y avanzan la historia variando géneros;  aunque no faltan los que dejan incompleta la primera versión, proponiendo diferentes finales; etc.
Los improvisadores iberoamericanos conocemos mucho "el juego", pero poco de uno de sus padres: Raymond Queneau.  
El inventor, matemático, escritor, superrealista y patafísico, Queneau (*).


En 1947, se edita en Paris "Exercises de style". Allí Quenau narra un episodio de -según Umberto Eco- desconcertante banalidad. Acto seguido, el autor repite la historia, presentándola en noventa y nueve estilos diversos... "probando todas las figuras retóricas (de la épica al drama, del cuento gótico a la lírica japonesa) jugando con sustituciones lexicales, con rupturas de sintaxis, alterando el orden alfabético... un efecto cómico arrollador, que ya se ha prestado para realizar piezas teatrales..." prologa Eco en la versión italiana (Ed. Einaudi). 
Precisamente en Italia, hacia fines de los '90s la LIIT montó su propio formato de impro: "Esercizi di stili"




Casi obligatorio en talleres de escritura, o en carreras como periodismo o análisis literario, el "Ejercicio de estilos" llegó a mis manos en italiano. Navegando un poco para la escritura de este post, veo que Cátedra editó en 1987 la versión en español.


La obra de Quenau inspira, y él mismo cuenta, a su vez, cuál fue su inspiración:
"En el transcurso de los años treinta, estuvimos escuchando juntos (Michel Leiris y yo) en la sala Pleyel un concierto en el que se interpretaba el Arte de la Fuga. Me acuerdo que lo seguimos muy apasionadamente y que, al salir, nos dijimos que sería muy interesante hacer algo de ese tipo en el plano literario (considerando la obra de Bach, no desde el ángulo del contrapunto y fuga, sino como construcción de una obra por medio de variaciones que proliferaran hasta el infinito en torno a un tema bastante nimio)".(**)
  
Recordé a Queneau días atrás, en la Feria del Libro de Madrid, cuando entre los cómics de la caseta de "Ediciones Sins Entido", me topé con: 



"El autor quisiera reconocer la deuda que tiene con Raymond Queneau, cuya influencia va mucho más allá que el haber sido inspiración de este libro." 
Apostilla Matt Madden en "99 ejercicios de estilo".

Como Raymond, Matt toma una anécdota de lo más trivial; aunque al estadounidense le ocurre en primera persona: es noche y él trabaja en su ordenador portátil, se levanta, va hacia la nevera y, desde el piso superior, su mujer le pregunta la hora, responde -1:15- abre la nevera y se pregunta qué infiernos buscaba allí.  Nada más. Lo que sigue es una seguidilla de 99 resoluciones gráficas, que van del animé a minimalista, de la fotonovela al mapa, pasando por el digital y el zoom.


Aprovecho para pegar el incidente del que parte Quenau:
En la línea S, a una hora de tráfico. Un tipo de unos veintiséis años, sombrero de fieltro con cordón en lugar de cinta, cuello muy largo como si se lo hubiesen estirado. La gente baja. El tipo en cuestión se enfada con un vecino. Le reprocha que lo empuje cada vez que pasa alguien. Tono llorón que se las da de duro. Al ver un sitio libre, se precipita sobre él. Dos horas más tarde, lo encuentro en la plaza de Roma, delante de la estación de Saint-Lazare. Está con un compañero que le dice: "Deberías hacerte poner un botón más en el abrigo." Le indica dónde (en el escote) y por qué. (**)


Nosotros improvisadores, los queneaus, los madden, los bachs...


Más allá de este ejercicio de estilos en la impro, su inmediatez que parece empujar a la parodia obligada, su riesgo de mera exhibición de virtuosismo, sus etcéteras... la Impro, sea en la didáctica, sea en la escena, campea por las amplias y desparejas extensiones de los géneros y estilos. 
Los clásicos, visitados, revisitados, y agotados(?), los novedosos y experimentales, el nuestro es un ejercicio de estilos constante. Aún cuando improvisamos sin estilo declarado, subyace fatal el propio. Alcanzar un estilo propio es tan grato como peligroso. Arena movediza con la que se esculpen estatuas para la posteridad, quietas.
...
A punto de ser yo quien pierda el estilo de este post, vuelvo al que me propuse: el del homenaje a Queneau, que sin fuga alcanza también  Bach, y a Umberto Eco, y se vuelve recomendación de Matt Madden. 
Cada uno con su estilo. 
Todos con el ejercicio de estilos. 
Todos en el juego.
Un juego del que afirma Umberto Eco: "Queneau ha inventado un juego y ha explicado las reglas durante la partida, espléndidamente jugada en 1947".
Paralelamente, Matt Madden anhela que su obra "sugiera un modelo diferente: la forma como contenido, y la sustancia, inseparable del estilo".






Omar Argentino Galván
Madrid. Junio 2012
BONUS TRACK


Al parecer, a Cecile Slanka su novio la dejó e hizo de los estilos, catarsis. 
Casi un centenar formas de cortar una relación en "Cómo decirle adiós" (El Aleph, 2008) del que Le Parisien dijo: "No os recomendamos demasiado su uso, pero sí su lectura". 

Vándala
Fernando, ¡Te dejo el coche en el estado en que has dejado a mi corazón!
Martine



Ambiguo
Mi putita linda, adivina quién te deja: ¿Pierre o Patrick?
P.





* * *






Fuentes:
"Esercizi di stile" Ed. Enaudi
"Matt Madden" Ed. Sins Entido.
Bonus: Pseudolog.com


Me tomé la libertad de traducir del italiano, los párrafos del prólogo de U. Eco, también admito haber retocado mínimamente la traducción en español de las palabras de Quenau citadas.


(*) Los adjetivos corresponden a un artículo del diario El País, España, 4 enero de 1988. 
En esta web, puedes asomarte a otra de sus genialidades, los cien mil millones de poemas.


(**) Link a la traducción del texto al español 

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