Los improvisadores se quejan (nos quejamos?) de la no-oficialidad de nuestra disciplina, de cierto desprecio que se siente de parte del poder cultural establecido. No entraré en la discusión de si lo merecemos o no, porque creo que tenemos todo para hacer jazz y nos quedamos en el karaoke.
El caso es que el Iberoamericano de Teatro de Bogotá es uno de los Festivales más grandes del mundo, si no el más. Y aquí estamos, aquí está la impro. Deportiva y no. Una nave, galpón, estadio, destinada a infantiles, obras y match, todo de impro.
Este año los equipos serán de primer nivel todos: Jogando no Quintal, de Brasil (campeón en curso), Acción Impro y La Gata por Colombia (favoritos ambos), Mamut de Chile (ya son un nuevo clásico), Complot Escena de México (hay festival en el que no estén?), e Improcrash (yo jugaré con ellos con la 10 argetina luego de 6 años de no jugar match para argentina).
Hoy empieza.
Si el cansancio y la fiesta me lo permite, haré la crónica diaria de los partidos.
Ahí vamos. En las grandes ligas del teatro, provocando pasión.
Entre los jueces, el uruguayo Héctor Rafael Altamirano será uno de los que impongan ley.
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