12 diciembre 2010

fragmentario

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Reafirmamos la convicción de que para improvisar no hace falta ser ingenioso ni ocurrente, ni se necesitan puntos de partida geniales, o sofisticadas construcciones argumentales predefinidas. Ni siquiera dependemos de psicológicas circunstancias que nos justifiquen. Estamos en escena por un algo que la improvisación más que inventar, descubre.
La originalidad del buen improvisador reside en la honestidad, no en el ingenio.
El tiempo del improvisador es el presente.
Al respecto, en Santiago de Chile, Frank Totino dio una indicación que aún resuena dentro de mí y me permito citar: “No te hagas responsable del futuro de la escena”.

fragmento de lo escrito en Paredes de Coura
Portugal
dic 2010


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