CALENDARIO MMX

Visualicé un MMX más tranquilo, de biblioteca y techo permanentes.
Sí, algo similar pensaba del año pasado, pero ciertos compromisos me tenían más en el cielo que en la tierra.
Sin embargo esta vez era una decisión. Una decisión tomada.
Ya. Ahora sí. Vivo en Madrid, veo casi todos los lomos de mis libros a la vez, pago un alquiler.
A la vez, me desangran unas tasas mensuales en € que me convierten en alguien caro para Latinoamérica; gastos fijos, que supuse serían un ancla para quedarme casi quieto, un disuasivo de invitaciones del otro lado del Atlántico (mi lado).
Entonces el calendario preveía sólo saltos entre España e Italia, nada más, nada menos.
Pero...
...el Festival Iberoamericano en Bogotá, en marzo/abril es algo que a todo animal escénico apetece, sobre todo si uno es invitado con todas las de la ley.
...para los primeros días de marzo aparece una oferta de alas hacia México. Diez días de tantos afectos en la ciudad a la que más me gusta aterrizar sabiendo que pronto despego. No dudo y muevo los engranajes para que esos días generen la chamba que pague el capricho cordial.
...y ese precontrato con Portugal en mayo, claro. Guimaraes, deliciosa ciudad con su inmejorable espacio de trabajo.
Y...
...sin olvidar que en febrero están Padova y Milano, quizá Barcelona; en abril Génova y quizá Barcelona, a finales de junio Piombino o inmediaciones.

...horas de internet definiendo una función, actualizando un currículum, generando una nueva web, organizando amistades de Facebook (¿son amistades?) hasta que aparecen primero Assis y luego Mariana y, en horas nomás, confirmamos mi presencia en Belo Horizonte, Brasil, para octubre...

...no hablaré de mis ganas de Buenos Aires, ni de conocer algún país nuevo. Ni de la probabilidad de Alemania e Italia con Marcelo en noviembre, mismo mes en el que si todo sale bien, los Mamuts me llevarán a Santiago de Chile, no tendré en cuenta el segundo semetre del 2010, no.

Sí, es un año en el que decido no viajar tanto.
Pero -de esto hablo mucho en mis clases- si a la decisión no se la lleva a la acción, en actividad mental se queda. No discutiré conmigo mismo, no me estoy quejando (faltaría más).
El amigo Lelé me lo dijo en Lima hace unos meses..."cómo dejar de viajar? no... si esa es tu misión".
Misionero seguiré, por y a pesar de mí.
Lo disfruto.
Profundamente. Como disfruto esta aventura de estar con sede en Madrid y tener un taller semanal fijo por el que hago cien y un malabar para estar cada miércoles aquí; nada quieto.
Es que veo un avión, y se me hace agua la espalda.
Es que de tanto volar, si debo pensar en una nube, inmediatamente la veo desde arriba...